La Reserva Federal tomó la extraordinaria medida de subir los tipos de interés un 0,75%, el mayor incremento de una tacada desde hace 28 años. A partir de marzo, y tres reuniones por en medio. El banco central estadounidense ha incrementado el precio del dinero hasta un máximo del 1,75%, después de permanecer a cero o casi durante varios años, por el rampante problema de la inflación que los rectores de la Fed despreciaron en principio. Consideraron que era algo transitorio cuando se ha demostrado que es muy perseverante.
Esta situación es la que ha llevado a la Fed a revisar su perspectiva de crecimiento de la economía de EE.UU. Si en marzo auguró un 2,8% para este 2022, en su revisión lo deja en el 1,7%. También rebaja sus pronósticos para el 2023 y el 2024. Además hay un repunte del paro ya la previsión de la inflación para este año pasa del 4,5 al 5,2%
“La inflación se mantiene muy elevada, reflejando el desequilibrio entre el suministro y la demanda vinculado a la pandemia, los precios más altos de la energía y una presión de precios más amplia”, indica el comunicado de la Reserva.
“La invasión de Ucrania por Rusia está causando un tremendo coste humano y económico. La invasión y los acontecimientos relacionados está creando un incremento adicional de la presión inflacionaria e influye en la actividad económica global. Los confinamientos por la covid en China han exacerbado los problemas en la cadena de suministros”, prosigue en su explicación. Y remata: “El comité (de la Fed) está muy atento a la tasa de inflación”. Esto es lo que les lleva a este incremento de tipos.
Jerome Powell, presidente de la Reserva, remarcó “nos vamos a mover con determinación para rebajar la inflación y estabilizar los precios en beneficio de los estadounidenses”. Insistió en que disponen de las herramientas necesarias, entre estas, una subida del 0,75% de los tipos de interés, “que es el apropiado”, y anticipó que en la próxima reunión (julio) “será adecuado otro incremento como este”.
Insistió en que el ritmo dependerá de los datos y de cómo evolucione las perspectiva económica. Powell justificó esta posición porque el mercado laboral es extremadamente ajustado y la inflación demasiado alta.
Este movimiento de la Fed influirá en todo, de las tarjetas de crédito a las hipotecas. Jerome Powell aseguró al concluir el encuentro de primeros del pasado mes, cuando subieron los tipos medio punto, que los gobernadores del banco central de Estados Unidos no tenían sobre la mesa un incremento excepcional, por ejemplo del 0,75%.
De mayo a junio, un periodo en el que ha habido un coro intenso y constante sobre el agravamiento de la inflación, las cosas han ido a mucho peor de lo que preveían, acecha el fantasma de la recesión y la Fed respondió este miércoles con una decisión que se puede calificar de histórica
Hasta el informe de inflación de mayo, los economistas habían pronosticado un máximo de otro medio punto de incremento, como en su reunión previa. Pero ese dato del 8,6% de encarecimiento, al ritmo de 1981 y con dos sectores tan esenciales para los bolsillos como la energía (gasolina a cinco dólares el galón) y los alimentos, hizo sonar más fuerte las alarmas.
El presidente Joe Biden sostiene que la inflación es su máxima preocupación, pero está claro que decirlo no basta y su popularidad sigue a la baja de forma directamente proporcional a la escalada de precios.
Antes de que se conociera la llamada “decisión crucial” de la Fed, en prácticamente en todos los oráculos económicos de Estados Unidos se daba por seguro un incremento de tres cuartos de punto, algo inimaginable en las últimas décadas y que hizo remontarse hasta 1994 para dar con una situación similar, cuando la Fed estaba presidida por Alan Greenspan y Bill Clinton en la Casa Blanca. Actuaron entonces con esa contundencia para adelantarse a un potencial riesgo de inflación.
En este momento, sin embargo, las encuestas señalan que los consumidores han perdido la confianza en que la Fed controle la inflación. El gasto de los estadounidenses decreció el pasado mes en el pequeño comercio (cayó un 0,3% en tiendas y restaurante), reflejo de que sienten el pellizco de la subida del precio del dinero, que hace las compras más caras. Es el primer retroceso de gasto en estos establecimiento en la comparación mes a mes de este año.
Pues en la espera a la resolución de la Fed, los mercados bursátiles fueron al alza (Down Jones, S&P 500, Nasdaq), los rendimientos de los bonos del Tesoro se hundieron y el dólar se estabilizó, con los inversores apostando por el mayor incremento de los tipos en casi tres décadas para frenar la inflación y evitando un ajuste más pronunciado en la hoja de ruta.
Los estadounidenses se han estado preparando para un mayor costo de endeudamiento con el inicio de la Reserva Federal de un ciclo de aumento de las tasas de interés para bloquear la inflación vertiginosa. Pero la reaceleración de los precios en mayo, que volvieron a subir al nivel del 8,6% anualizado, el nivel más alto en 40 años y sin señales de enfriamiento, supuso que el incremento de los tipos emergiera con mayor urgencia.
Los analistas se plantean si la medida de incrementar los tipos de esta manera es la solución o el problema. El resultado es importante porque a más agresividad de la Fed en la lucha contra la recesión, mayor será la posibilidad de que provoque una recesión, así como un posible debilitamiento del mercado laboral. Ese es el debate.
Powell hizo una promesa. “No declararemos victoria hasta que veamos claras evidencias de que va para abajo”, dijo. Pero garantizó que en los próximo meses “veremos pruebas convincentes” de que los precios se van domando.